El Buscón nos cuenta las aventuras de Pablos, un pícaro con "altos pensamientos de caballero". En el deseo de mejorar su posición social, el protagonista sale de su Segovia natal hacia otras ciudades como Madrid, Toledo y Sevilla, desde donde embarca a las Indias en un desesperado intento de cambiar su suerte. El ingenio y la magistral pluma de Quevedo consiguen que el lector disfrute con estas aventuras y desventuras de Pablos.
Francisco de Quevedo
Francisco de Quevedo nació el 17 de septiembre de 1580, en Madrid. Era miope, cojo y algo cargado de espaldas, lo que lo convirtieron en una persona de carácter tímido, violento y amargado. Estudió Humanidades en Alcalá de Henares y Teología en Valladolid. En esta ciudad adquirió una sólida formación, escribió sus primeros poemas y empezó su enconada rivalidad con Góngora. En 1606 se trasladó de nuevo a Madrid. De 1613 a 1619 se dedicó a la vida política y marchó a Italia como consejero y secretario del duque de Osuna. Volvió de nuevo a la Corte en 1623, y en 1639 fue condenado a 4 años de prisión por ciertas actividades políticas internacionales. A mediados de 1644 se trasladó a la Torre de Juan Abad, y de allí pasó, enfermo, al pueblo vecino de Villanueva de los Infantes, donde murió el 8 de septiembre de 1645. Hombre de vida turbulenta y atormentada, la figura de Quevedo representa al hombre barroco por excelencia. El sentimiento pesimista y desengañado que brota de sus obras es una muestra de su visión del mundo. Su alma sensible, su cultura y su inteligencia hicieron de él un escritor crítico y satírico, que, además, expresó como nadie la angustia existencial del hombre barroco asediado por el paso del tiempo y por la eterna presencia de la muerte.
Juan Manuel Infante Moraño
Juan Manuel Infante nació en Sevilla, y en la universidad hispalense se licenció en Filología Hispánica. Hace más de treinta años que se dedica a la enseñanza, primero en un centro privado, luego en centros públicos. Le gusta la docencia y ha hecho suyas las palabras del hispanista S. Gilman: Porque ser buen profesor consiste no solo en saber cosas y tener ideas, sino en ser persona; es decir, saber ofrecerse a los aprendices con una mezcla de dignidad y calor. Ha participado en la realización de algunos libros de texto de Anaya, y es autor de una edición del Tenorio de Zorrilla. Después de la adaptación de El Lazarillo para la colección Clásicos a Medida, ha realizado la versión adaptada de El Buscón de Quevedo.
Diego Blanco
Biografía no disponible
Asignatura
Lengua
Temática
Humor - Sátira
Realismo - Realismo mágico
Educación en valores
Humor
Amistad, amor, lealtad
Aprendizaje, conocimiento, sabiduría
Educación para la convivencia